Muchos de nuestros flujos de trabajo y procesos tradicionales para construir software serán reconstruidos debido a los agentes de IA. Por ejemplo, al construir nuevas características utilizando un agente de IA, es una locura porque básicamente evolucionarás los requisitos y especificaciones del producto en tiempo real mientras lo estás creando. Puedes comenzar con una idea o enfoque, pero como agregar una nueva capacidad o probar una dirección diferente cuesta casi nada, terminas explorando el espacio de soluciones mucho más. Lo que terminas teniendo rara vez será lo que comenzaste tratando de hacer. Solías pasar todo tu tiempo al principio tratando de decidir qué construir, porque el costo de cambiar de dirección una vez que comenzabas por un camino era enorme. Esto era genial para el pensamiento inicial y, cuando se hacía bien, conducía a grandes productos. Pero el problema es que construyes un plan completo, luego esperas una semana o un mes para decidir si te gusta la dirección, y para entonces es muy difícil pivotar. Ahora, ese proceso podría reducirse a una hora, y luego puedes probar si te gusta la solución que terminaste. Pero como el costo de la característica incremental, la mejora de UX, el nuevo comportamiento, etc., ha bajado a cero, simplemente probarás enfoques totalmente diferentes y verás cuál funciona mejor. Y no tienes ningún obstáculo mental para desechar lo que acabas de construir. Por supuesto, esto tendrá un inconveniente obvio: muchos proyectos tendrán un rápido aumento del alcance o experiencias desarticuladas si no tienes cuidado. Por eso, en realidad siempre habrá una gran prima sobre las habilidades de producto y diseño. Nada de esto desaparece en un mundo de IA, pero el proceso de construcción es completamente diferente.