Me resulta extraño que aquellos que afirman valorar cosas como la inteligencia y el pensamiento no ortodoxo o contracorriente desestimen por completo a alguien si su dominio del lenguaje es impreciso, o si sus elecciones lingüísticas parecen demasiado informales. Confundir estilo con sustancia es curioso.

Esta heurística me parece injusta o incorrecta. Inmediatamente descarta la posibilidad de involucrarse con significado y permite que uno se vea a sí mismo como superior fácilmente, lo cual suele ser lo opuesto a cómo uno debería relacionarse con alguien que piensa de manera diferente. Y aun así.