la privacidad y la transparencia son dos caras de la misma moneda. los mercados, las democracias y las relaciones cotidianas dependen de un equilibrio entre ambas. por ejemplo, un votante emite un voto secreto, pero los resultados de las elecciones se publican abiertamente. la confianza no surge de la secrecía absoluta ni de la apertura absoluta, sino de la capacidad de controlar qué se aplica dónde.