Antes podíamos distraernos de nuestro propósito presionando botones. Ya no. Ahora tienes que concentrarte de manera bastante singular en tu "por qué." Antes de la inteligencia artificial, la mayor parte de la producción económica era solo un apretón de botones sin sentido. La mayoría de los trabajos son trabajos de centralita telefónica: "Operador. Ciudad y número, por favor?" Recoges un poco de contexto y luego comienzas a presionar botones y activar interruptores, moviendo ese contexto de un punto A a un punto B. Piensa en tu pequeño trabajo por un segundo. ¿Cuánto de él es establecer objetivos de orden superior o incluso la divergencia entre la creatividad cruda y la ejecución de apretar botones sin sentido? ¿Cuánto de avanzar en tu trabajo es volverse mejor y más productivo en apretar botones en lugar de pensar realmente en por qué estás apretando esos botones? Pasé años haciendo Excels y Powerpoints, y una gran parte de mis recompensas en los primeros años de mi carrera (5, 10 años o más para un banquero o consultor) provino simplemente de volverme muy, muy bueno en apretar botones. Era en realidad un signo de estatus: "¿Lol usas un ratón? ¿No usas atajos y macros?" Esa era ha terminado. Todos los muchos años que nosotros, como humanos, invertimos en perfeccionar nuestras habilidades de apretar botones se han vuelto irrelevantes. En cambio, ahora debemos confrontar un impulso existencial diario: ¿Qué quieres? Porque pronto podrás tener cualquier cosa. Así que ahora estamos obligados a enfrentar el terror absoluto de reducir "cualquier cosa" a "algo." Y muy pocas personas digerirán esa transición de manera efectiva porque la gran mayoría de las personas se han consolado a lo largo de los años mejorando microscópicamente sus habilidades de apretar botones. Todo eso era una distracción del propósito, y ahora realmente tenemos que enfrentar el vacío. Nuestras identidades de apretar botones están muertas, reemplazadas por cursores parpadeantes que preguntan: "¿Por qué?"