La gran sorpresa de que se eliminen los requisitos técnicos y financieros de la programación y la creación de vídeo es que todas las mismas personas lo están haciendo—y que no ha habido una explosión de nuevos desarrolladores de software y cineastas. Después de una década en la que los medios nos dicen que la vida más glamurosa es emprendedora, cineasta o influencer de vídeo de formato corto: nadie aprovecha la oportunidad cuando se eliminan los obstáculos principales.