Japón ha desarrollado un innovador sistema de turbinas oceánicas profundas, llamado Kairyu (corriente oceánica), diseñado para aprovechar la energía constante y estable de corrientes submarinas como la potente Corriente de Kuroshio. Esta tecnología lleva más de una década en desarrollo y ha completado con éxito las fases iniciales de pruebas, aunque aún no está en plena operación comercial. Esta turbina se encuentra profundamente bajo las olas, anclada al fondo del océano como una cometa gigante submarina. A medida que potentes corrientes empujan sus palas, convierte energía cinética en electricidad y la envía directamente a la orilla. Su diseño le permite resistir tormentas, presión y el constante movimiento de agua — desafíos que pocas máquinas en la historia han sido construidas para soportar. A diferencia de fuentes renovables intermitentes como la energía solar o eólica, las corrientes oceánicas son altamente predecibles y fluyen con una consistencia notable, ofreciendo una fuente de energía base estable y 24/7. Los expertos estiman que la corriente de Kuroshio por sí sola podría generar potencialmente hasta 200 gigavatios (GW) de energía, lo que representa aproximadamente el 60% de la capacidad actual de generación de Japón.