No se puede amar a Dios sin extender el amor a los pobres. El amor al prójimo es una prueba tangible de la autenticidad de nuestro amor a Dios. El Señor mismo nos enseña: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). #DilexiTe