En un mundo donde la arrogancia y la violencia parecen prevalecer sobre la caridad, estamos llamados a dar testimonio de que la vida triunfa sobre la muerte, que el amor vence al odio, que el perdón vence a la venganza y que la misericordia y la gracia vencen al pecado. Podemos hacerlo alimentando nuestros corazones con los Sacramentos, la Palabra de Dios, la oración y la formación espiritual.