Hemos tenido banderas ucranianas ondeando sobre edificios públicos, banderas 'trans' ondeando fuera de escuelas y universidades, banderas palestinas en nuestras calles, la bandera de la UE en la última noche de los Proms, y la izquierda liberal la ha disfrutado. Pero cuando Joe, el albañil de Wakefield, pega nuestra bandera nacional en un poste de luz, es el fin de la civilización. Estas personas están más allá de la parodia.