La gente decía lo mismo sobre la Unión Soviética. Trenes más rápidos, ciudades más limpias, mejor disciplina. Pero Estados Unidos se construyó sobre algo más profundo; privacidad, soberanía y propiedad. Puedo ser dueño de mi propiedad. Puedo decir lo que quiera. Puedo mover mi dinero libremente. Esa es la diferencia entre velocidad y libertad. El primero arde brillante. Este último perdura.