Hay un punto en el que te das cuenta de que no vale la pena pelear todas las batallas y no todos los comentarios merecen una respuesta. La gente proyectará sus propias inseguridades, creará drama por aburrimiento y tratará de arrastrarte a peleas que nunca fueron tuyas para empezar. La verdad es que la paz es una flexión. Separarse del caos no es debilidad, es disciplina. Es elegir proteger su tiempo, energía y concentrarse en cosas que realmente hacen avanzar su vida, cartera y felicidad. Déjalos hablar tonterías. Deja que te malinterpreten. Déjalos construir narrativas que ni siquiera existen. Nada de eso importa cuando estás demasiado concentrado en tu propia misión para preocuparte. Cuanto más viejo me hago, menos me interesa convencer a alguien de nada. Prefiero alejarme en silencio que perder otro minuto explicándome a las personas comprometidas a perder el punto general de nuestro viaje criptográfico. Al final del día, el drama muere cuando dejas de alimentarlo. Y nada es más fuerte que el sonido de alguien que no se molesta y su silencio.