El oro tuvo 5,000 años para entender su vida y aún necesita un montacargas para salir de la bóveda del banco. Bitcoin despertó en 2009, se escapó de su padre (el banco central) y construyó una red de liquidación global incorruptible que mueve miles de millones en diez minutos. El oro se funde. Bitcoin se mina. El oro se queda en sótanos. Bitcoin orbita el planeta. El oro necesita guardias armados. Bitcoin necesita matemáticas. El oro era para reyes. Bitcoin es para todos. Cada argumento a favor del oro se derrumba cuando te das cuenta de que es básicamente la versión analógica de una billetera de hardware sin el software. Es la roca de los boomers. El trofeo de participación de la evolución monetaria. Bitcoin no solo supera al oro, chicos. Lo entierra, tokeniza su tumba y comercia la epitafio en Lightning. El oro preservó la riqueza. Bitcoin la multiplica. Uno es pesado. Uno es el cielo. NO PIERDAS DE VISTA LA PRÓXIMA SINGULARIDAD NARANJA.