Un sector de transporte resiliente depende de energía asequible y abundante. Por eso el presidente Trump ha dejado claro: Estados Unidos no apoyará un impuesto global al carbono. No permitiremos que organismos internacionales impongan cargas costosas a nuestros productores de energía o a las familias estadounidenses. Instamos a cada nación a unirse a EE. UU. en elegir la adición de energía y el crecimiento económico sobre la tributación alarmista climática.