El primer ministro francés ha decidido congelar el aumento de la edad de jubilación de 62 a 64 años para evitar otro colapso del gobierno Los boomers más jóvenes, de 60 años, serán los últimos en beneficiarse de la generosidad de las pensiones financiadas por la deuda de Francia Las generaciones futuras trabajarán hasta los 67 años y heredarán su deuda