El tercer gran desafío nuevo es la educación para la paz. Nuestro futuro está amenazado por la guerra y el odio, que dividen a las personas. Pero esto se puede cambiar a través de una educación para la paz que sea a la vez desarmada y desarmante. No basta con silenciar las armas; Debemos desarmar los corazones, renunciando a toda violencia y vulgaridad.